El siglo XIX fue un periodo de nuestra historia que estuvo dominado por una ideología particular: el liberalismo. Así como sucedió aquí, en muchas naciones del mundo el liberalismo fue la principal herramienta conceptual para diferenciar y justificar a los nuevos regímenes “modernos” de aquellos vinculados con las ideas del Antiguo régimen. Los inicios republicanos en Venezuela estuvieron definidas por las líneas que marcó esta ideología y es fundamental su estudio si aspiramos comprender las mentalidades y el proyecto de nación de esa época. No obstante, el objetivo de este artículo es presentar solo algunos aspectos llamativos del mismo que quizá puedan arrojar cierta luz sobre el liberalismo que se practicó en aquellos tiempos.
El eterno enfrentamiento: Conservadores vs Liberales
Uno de los debates más interesantes de nuestra historia se encuentra en los dos bandos políticos de mayor importancia que se conformaron a comienzos y mediados del siglo XIX. La historiografía tradicional, y se puede pensar que la opinión pública también, ha presentado a los conservadores como una facción política reaccionaria y tradicionalista. Al menos eso es lo que se entiende cuando se escucha la palabra conservador, es decir, una persona a la que no le gustan los cambios.
Sin embargo, una de las singularidades de Venezuela y, en gran medida de los países latinoamericanos, es que en muchos casos los denominados partidos conservadores no son tales sino todo lo contrario, son también liberales y lo que los suele dividir, en muchos casos, es la apreciación relativa a la prontitud con la cual se quieren realizar las reformas liberales para transformar a la sociedad de una colonial a una republicana y moderna. También el término conservador fue empleado en varias ocasiones como simple calificativo peroyativo, con el cual los propios liberales se atacaban entre sí. En muy pocos países se formó un partido conservador opuesto a los principios liberales. En México, por ejemplo, los liberales sí tuvieron que enfrentar a un partido conservador fuerte que criticó la noción de soberanía popular, la ciudadanía moderna o los derechos individuales. Fue más común entonces que de un primer liberalismo posteriormente se desarrollaran al menos dos tendencias: una que pedía cambios de inmediato y otra que prefería un cambio gradual en la sociedad. Valga decir que el liberalismo en su significado es tan vasto, que es muy difícil sistematizarlo y en ese sentido se presentan varios matices de esta ideología.
Los liberales en Venezuela: origen y diferenciación
Partido conservador (Venezuela)
Partido liberal (Venezuela)
En el caso concreto de Venezuela, ¿qué sucedió? Pues en un comienzo la élite que gobernó al país de 1830 a 1848, se adscribió en general a las ideas del liberalismo, específicamente a la abolición de privilegios y las castas, la garantía a las libertades fundamentales y a la libre iniciativa como mecanismo para que cada individuo se desarrollara hasta donde sus talentos lo permitieran. Sin embargo, atendiendo a la historiografía tradicional se insiste en llamarlos conservadores. Todo se enreda un poco más cuando estos supuestos conservadores no coincidían con los planes que Bolívar tenía para ellos, y en muchos casos criticaban abiertamente el modelo precisamente “conservador y cuasi monárquico” que él, supuestamente, buscó implementar en sus últimos años de vida. Adicionalmente tachar de conservadora a la mentalidad de El Libertador complica más las cosas, porque en esencia no lo era, y coincido con la clasificación que Tomás Straka da al situar a Bolívar como alguien adscrito al republicanismo clásico con ciertos matices liberales en su pensamiento. Sin embargo, este es otro punto de análisis. Como observamos no hay fundamentos ideológicos para clasificar como conservadores a los primeros gobernantes del país. Además en materia económica los llamados “conservadores” fueron más liberales, que lo que llegarían a ser aquellos que fundaron el partido Liberal en 1840; muestra de ello es la Ley de Libertad de Contratos de 1834 o la propia Constitución de 1830, por ejemplo. El libre mercado se encargaría de fijar el rumbo de la economía y el Estado solo se encargaría de garantizar seguridad e infraestructura.
Entonces, ¿por qué en su momento se les llamó conservadores? En gran parte era por el temor que estos liberales le tenían a la palabra democracia. Como se observa, al menos en un principio, la ideología liberal no implicaba democracia, incluso en muchos países hubo fuertes debates en torno al tema de la representación política y sobre quienes calificaban para votar. Para algunos liberales solo aquellos capacitados, es decir, hombres industriosos y letrados reunían las condiciones necesarias para participar activamente en la política, ya que tenían un juicio si se quiere más ilustrado que el resto. Por otro lado, la década de los 40 del siglo XIX estuvo marcada por una tensión política que fue escalando. En 1840, se fundó el Partido Liberal y sus voceros calificaron de oligárquicos a la élite gobernante, justificando que ya llevaban una década gobernando, y que solo la democracia garantizaría alternabilidad y representación de todas las clases (o razas) en la cosa pública.
A esto se le sumó la crisis de los precios del café, que permitió solo a algunos prosperar y que la mayoría cayera en bancarrota; y por consecuencia, el libre mercado quedó desprestigiado, al menos ante los ojos de un sector importante de la sociedad. Es así como los liberales identificaron a sus adversarios políticos como antidemocráticos, oligárquicos y por ende conservadores ya que solo favorecían al capital y no a las necesidades del colectivo.
A pesar de todo hay que hacer un importante paréntesis, y es que muchos de los integrantes y líderes del Partido Liberal, y se hace referencia específica a Antonio Leocadio Guzmán, formaron parte precisamente de las administraciones conservadoras anteriores. Por esa razón, la crítica de los liberales hacia los conservadores, desde esta óptica, tiene más sentido si identificamos ese “conservadurismo” dentro de una rama del liberalismo más aristocrático si se quiere y que prefiere cambios graduales, moderados y progresivos para transformar a la sociedad ante el temor de los excesos que la democracia pudiera traer. Pero jamás debe identificarse a los conservadores como defensores de privilegios corporativos, fueros religiosos o militares, e incluso de concepciones de gobierno próximas al absolutismo, que son elementos más propios de la ideología conservadora en su acepción original.
Por lo tanto, la élite que gobernó el país de 1830 a 1848 fue más liberal en lo económico. Aquellos que gobernaron a partir de 1863 hasta finales de siglo, quizá, se preocuparon más por el liberalismo político, al menos en teoría, empezando a asociar al liberalismo con la democracia, la abolición de la esclavitud y la igualdad plena de todos ante la ley entre otros muchos aspectos. Quizá podríamos identificar, sin ser determinante, más aspectos en común del primer liberalismo con la tradición liberal inglesa, y del segundo liberalismo con su concepción francesa; aquella donde el Estado es visto como un aliado en la lucha por la emancipación del hombre y contra los privilegios corporativos, en el que reforzar su poder, en principio, no contradice al credo liberal.
La República Liberal Autocrática
Antonio Guzmán Blanco-El caudillo liberal-(cortesía F.Maduro)
Hay un último problema que se plantea respecto al liberalismo venezolano. La historiografía crítica ha desarrollado una serie de clasificaciones para periodizar nuestra historia de una manea más objetiva. Entre ellas se encuentra la aparente contradicción de la República Liberal Autocrática (1830-1899). Esta clasificación no debe ser entendida en su significado teórico o conceptual dado a que autocracia y liberalismo son antitéticos. Sin embargo, en otro ámbito describe, de modo más acertado, lo complejo que fue el siglo XIX venezolano, con la confluencia de ideas políticas de diversa índole, con un liberalismo bastante eclético y amplio, y con la decisiva presencia e influencia de otro elemento que no se ha tocado en este artículo: el caudillismo; cuya labor en la construcción de un proyecto de nación en un país carente de instituciones, fue fundamental. Todos los caudillos fueron influenciados, en alguna medida, por la ideología liberal y, solo tomando en cuenta el contexto histórico, es que se podría comprender que existiera un autócrata que intentara implementar reformas liberales, pero con el paradójico costo de que la mayoría de las veces, eran las libertades individuales las sacrificadas. Así por ejemplo, se podían implementar medidas liberales como la creación del registro civil, el matrimonio civil o la secularización del Estado, al tiempo que se convivía con prácticas coercitivas y de intimidación como la de sufragar de manera pública y firmada.
Como se ha podido observar el asunto del liberalismo es complejo, lleno de muchos matices y prejuicios. Lo que acabo de presentarles son las conclusiones que saqué de un capítulo escrito por el historiador Tomás Straka, titulado: “Los primeros liberales: el nacimiento de un proyecto nacional (Venezuela 1810-1840)”, que forma parte de un libro recopilatorio, “Liberalismo y poder: Latinoamérica en el siglo XIX”, del Fondo de Cultura Económica. Es un tópico que da para mucho más análisis, y un asunto, que considero, se debería revisar para comprender los inicios liberales de Venezuela como república.
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