La historia de Venezuela ha pasado por grandes cambios desde que somos República. Con el paso del tiempo los distintos caudillos de turno, hasta incluso dirigentes de la democracia, han contribuido a tergiversarla, conscientemente o producto de la ignorancia. En todo caso esa tergiversación ha generado, en mi opinión, una deformación en la conciencia histórica del venezolano. Cualquiera puede examinarse y se dará cuenta que lo que aprendió sobre la historia de su país fue que los militares, y principalmente entre ellos Simón Bolívar, han sido los máximos héroes de la República. El resto suelen ser considerados una serie de tiranuelos de segunda y civiles que no han logrado estar a la altura de las glorias independentistas.
La denominada IV República es el ejemplo más claro y cercano. AD y COPEI, partidos civiles de una democracia civil, se robaban todo; Ello parece resumir ese periodo de nuestra historia. Lo que me interesa resaltar en este momento es una cuestión poco visible y comprendida de nuestra historia; el asunto tiene que ver con la génesis misma de nuestra sociedad.
Lo que actualmente es la sociedad venezolana republicana, en sus orígenes y en su formación hasta la independencia fue monárquica. Éramos españoles de Venezuela, teníamos un Rey y una serie de instituciones propias de la Monarquía. Y no es solo ese hecho, sino que estábamos además relativamente satisfechos con ese régimen.
Fue apenas un pequeño grupo de letrados e intelectuales que le costó convencernos a costa de una guerra sangrienta, quienes iniciaron una verdadera labor de reingeniería social para transformar al súbdito en ciudadano. Proceso en el que todavía estamos y que explica en gran medida nuestra accidentada vida republicana. Nuestra guerra de independencia fue también una guerra civil entre hermanos con diferentes concepciones. Muchos próceres de la independencia insistieron en que se debía luchar por la independencia con el fin de recuperar nuestra “libertad”.
La pregunta es: ¿Cuál libertad? No nacimos como un pueblo libre, nunca la conocimos como los personajes de la independencia la concebían. Lo que existía era un doble proceso de colonización. Primero de los blancos peninsulares hacia los blancos criollos y luego de estos últimos hacia todos los estamentos inferiores a ellos, estando estos mantuanos en la cúspide del poder colonial americano. Ahora ¿es vergonzoso asumir esta realidad? ¿Cuál es el problema de reconocer nuestra condición primaria de monárquicos? Puedo comprender que los próceres intentaran inculcar al resto de la sociedad colonial un mensaje de lucha contra los eternos opresores con el objetivo de alcanzar la libertad y por ende el fin del dominio español representado por la monarquía. Había que ganar respaldo popular y convencer a los distintos sectores de la sociedad.
La independencia fue un proceso muy complejo, no solo acá sino en el mundo hispánico y jamás debe estudiarse bajo la simplista óptica de malos contra buenos. Incluso entre tantas proclamas de independencia, cuando se restituye la monarquía en la América hispana (1814-1818), la paz en la región fue significativa, dejando al margen evidentemente las maniobras sin éxito del bando republicano. Ello evidencia la tranquilidad y sosiego de nuestra sociedad por el restablecimiento del orden monárquico o al menos de algún orden.
Fuimos orgullosamente fieles al rey, luego dimos un valiente aunque temerario paso hacia una forma de sociedad más libre e igual y aquí estamos, todavía, en el difícil proceso de realizarnos definitivamente como una sociedad democrática y republicana. Cuando aceptemos que fuimos monárquicos se podrá finalmente desechar los argumentos patrioteros absurdos de que alguna vez, ante de los españoles, fuimos libres y que con la independencia renacimos nuevamente como venezolanos recuperando así nuestra libertad de la corrupta cultura europea. Cuando esas reflexiones se den se estará dando un paso hacia el estudio crítico de nuestra historia y por ende nos despojaremos de muchos mitos irreales sobre quienes somos.
Como se podrán imaginar este tema abre muchas aristas interesantes sobre nuestro pasado.
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